¿Y esto que haces ahora qué es?.
Normalmente esta es la pregunta que más me hacen cuando empiezo un nuevo
trabajo cuyo destino final no es un cuadro.
Tradicionalmente el punto de cruz se
quedó muy encasillado en su funcionalidad, un porcentaje muy elevado de los
diseños iba dirigido a bordar cuadros hiperrealistas, accesorios de cocina y
baño, o escenas y dibujos de tono infantil muy apropiados, estos últimos, para
enriquecer canastillas o hacer un regalo más personalizado a las futuras mamás.
Así es como yo empecé también,
trabajando estos diseños y atesorando esquemas que aún quedan en la lista de
“pendientes”, y que cuando el ánimo lo requiere vuelven a mis bastidores.
Pero ... las posibilidades que ha
abierto el mundo digital en este terreno son infinitas y yo, como muchas de
vosotras, también he sufrido esa curiosidad sin límite que nos hace saltar de
página en página a golpe de “click”, buscando nuevas creaciones y composiciones.
Y dentro de estas tendencias, a las que
ya me encuentro más cercana actualmente, se encuentra este diseño de
guardagujas, guardatijeras y alfiletero que he bordado según el diseño Eugénie que firma Atalie.
No es que sean diseños más modernos,
más bien al contrario, ya que en muchos casos recuperan motivos y composiciones
antiguas que la huella del oficio de tantas bordadoras, vocacionales o no tan
vocacionales, ha dejado en las telas.
La
sutileza de muchos de estos trabajos nos inspira a bordar por un puro
impulso emocional que te arrastra a hacer ese trabajo tuyo.
Unas
veces te enamoras de los hilos, otras de las telas, otras del diseño y la
mayoría de las veces del conjunto de todos estos elementos.
Por estos motivos y por la cantidad de
horas de disfrute que nos proporcionan, la repuesta a la pregunta: “¿Y esto qué
haces ahora qué es?”, debería ser: “esto sirve para guardar agujas, tijeras y
alfileres, pero verdaderamente forma parte de mi espacio personal, lo hago
porque me gusta hacerlo, y porque después me encanta que forme parte de mi
colección”.
Siempre
digo que la cabeza me va más rápida que las manos, pero eso no es malo.
La combinación de esa
inquietud por abordar nuevos proyectos y la lentitud y paciencia que requiere
su realización forman una equilibrada pareja de ocio.
Últimamente nunca tengo un sólo trabajo empezado, siempre hay varios que voy cogiendo y dejando según me apetece.
Creo que es una práctica común entre todas a las que nos apasionan estas tareas.
Me niego a tener que buscar una utilidad
directa a todo lo que hago y me niego a cerrar las puertas a la curiosidad en
cualquiera de las facetas que en mi vida pueden aportar nuevos horizontes.
Así que
mi consejo es: Tened los ojos y mentes muy abiertas, porque seguramente nuestro
trabajo más bonito todavía esta por llegar.
Feliz
fin de semana a todos.